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Nuevo obispo auxiliar en Chile hace indignantes comentarios sobre abusos, mujeres y judíos

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SANTIAGO, Chile—. Ni siquiera se ha estrenado en el cargo, pero uno de los dos obispos auxiliares electos de Santiago de Chile, cuyo nombramiento fue anunciado hace apenas unos días, ya está en remojo por sus comentarios sobre la crisis de abuso sexual, las mujeres y la comunidad judía.

La semana pasada el Papa Francisco nombró al padre Carlos Irarrázaval como uno de los dos nuevos auxiliares de la archidiócesis de Santiago, la capital chilena, duramente afectada por el escándalo de abuso sexual clerical, en la que dos exarzobispos fueron citados por los fiscales locales para declarar tras ser acusados de encubrir casos de abuso sexual clerical.

Justo un día después de su nombramiento, el padre Irarrázaval llenó titulares por la razón equivocada, cuando al referirse a la crisis de abusos sexual que obligó a los obispos del país a presentar su renuncia en pleno al papa Francisco, dijo que es hora de mirar hacia el futuro, porque “”revolver un arroz recalentado no sirve de nada”, lo que significa que no hay ningún beneficio en continuar “revolviendo la olla” cuando se trata de los escándalos en Chile.

Este comentario causó gran indignación entre los sobrevivientes del ex sacerdote Fernando Karadima, un cura famoso en Chile que luego fue declarado culpable por el Vaticano por abuso sexual y expulsado del sacerdocio.

Después de una batalla de dos décadas, sus víctimas finalmente ganaron en los tribunales contra la arquidiócesis, que se descubrió que no actuó correctamente procesando las denuncias contra los infames pedófilos.

El padre Irarrázaval conoce bien el caso de Karadima, ya que fue designado para supervisar a los 40 sacerdotes formados directamente bajo la guía espiritual de este, muchos de los cuales fueron víctimas de sus abusos de poder, conciencia e incluso sexual, mientras algunos de ellos también son acusados por sus antiguos compañeros de seminario como abusadores.

Pero los desafortunados comentarios del obispo electo no se detuvieron allí: al día siguiente, en una entrevista con CNN Chile, dijo que “ya que no había ninguna mujer sentada a la mesa en la Última Cena” estas no tenían ningún papel en la Iglesia. Según Irarrázaval, esta fue una decisión que tomó Jesús, y no “por razones ideológicas”.

“La cultura judía es chovinista incluso hoy”, dijo unos segundos antes. “Si ves a un judío caminando por la calle, la mujer va 10 pasos atrás, pero Jesucristo rompe esta dinámica; Jesucristo habla con las mujeres, con la mujer adúltera, con la samaritana, Jesucristo permite que las mujeres lo cuiden. ¿A quién eligió para que anunciara [su] resurrección? A Magdalena, una mujer.

Sus comentarios contradicen los comentarios del obispo Celestino Aos a Crux en una entrevista exclusiva en Santiago hace dos semanas, cuando dijo que una de sus prioridades era impulsar el papel de la mujer en la Iglesia, y que no veía ninguna razón para no nombrar a una mujer como embajadora papal en países que tienen relaciones diplomáticas con la Santa Sede.

Cuando se le preguntó si quería ver a las mujeres desempeñando un rol más relevante dentro de la Iglesia, Irarrázaval lanzó una otra perla, aventurando la idea de que “es posible que a las mujeres les guste estar detrás del escenario. Entre todos nosotros tenemos que asegurarnos de que puedan hacer lo que quieran hacer. Obviamente, Jesucristo nos dio algunas instrucciones, y si queremos ser la Iglesia de Jesucristo, tenemos que ser fieles a Jesucristo”.

Refiriéndose a estos comentarios, James Hamilton, uno de los sobreviviente de Karadima, dijo que no sabía si se trataba de una “persona irreflexiva o de frentón desconectada de la realidad”, pero que lo que está claro es que es “incompatible con el cargo”.

Juan Carlos Cruz, quien junto con Hamilton es uno de los tres sobrevivientes de Karadima que recibido por el papa Francisco el año pasado, dijo en su cuenta de Twitter, que “empezamos bien con el estúpido comentario del que será nuevo obispo auxiliar de Santiago”.

El tercer sobreviviente, José Andrés Murillo, también en Twitter comentó: “Lo que faltaba: machismo espiritual de la ‘nueva ola’ de obispos”.

Cuando se le pidió que explicara mejor su comentario sobre “revolver el arroz recalentado”, el padre Irarrázaval dijo que su metáfora significaba que “tenemos que llegar al fondo. Y no quedarnos estancados con lo mismo que ya conocemos, donde no hay nada nuevo. Lo que nosotros tenemos que hacer es llegar al fondo de la situación para solucionar el problema y sacar moralejas de eso que hemos aprendido para mirar hacia adelante”.

“La idea es eso”, señaló, “miremos para adelante aprendiendo del pasado y cuidando a la pobres víctimas, a quienes también hay que ayudarles a sanar las heridas”.

Bajo el liderazgo episcopal de Mons. Celestino Aos, un monje capuchino designado administrador apostólico el pasado 23 de marzo de 2019, tras la salida del arzobispo Ricardo Ezzati, la Arquidiócesis de Santiago ha enfrentado una crisis de casi una década desde que surgieron las acusaciones contra Karadima en 2010.

Una situación que se deterioró aún más recientemente cuando dos de los sacerdotes estrella de la ciudad también fueron declarados culpables de abuso sexual: Cristian Precht, destituido del sacerdocio el año pasado, está acusado de abusar sexualmente de menores, mientras que el difunto padre jesuita Renato Poblete ha sido acusado de abusar sexualmente de unas 10 a 15 mujeres.

El segundo obispo auxiliar nombrado para la archidiócesis de Santiago anunciado la semana pasada es el padre Alberto Lorenzelli, un argentino criado en Italia, que ha estado en Chile durante los últimos cinco años, y quien se encuentra actualmente en Roma a la espera de su consagración episcopal.

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Inés San Martín es una periodista argentina, jefa del Buró de Noticias de Crux en Roma. Antes de unirse a Crux, Inés fue mánager de redes, directora de contenido y diseñadora gráfica de Contá con Nosotros, y trabajó como reportera y editora de Valores Religiosos en Buenos Aires. También dirigió la oficina de prensa internacional para la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro en 2013. Inés es licenciada en comunicaciones sociales y periodismo por la Universidad Austral en Buenos Aires y la Universidad de Navarra en Pamplona, España.